Boletín 202441
La ríada de porquería generada por IA, Hitler como ENTJ y cómo recuperar el encantamiento con la realidad.
El boletín semanal de Granada Review es mi manera de compartir algunas de las noticias y artículos que me han parecido interesantes para leer durante la semana, con especial interés en aquellos temas que marquen una tendencia a medio o largo plazo. Os dejo algunas lecturas que más me han llamado la atención en estos últimos días.
Max Read publica un artículo en New York Magazine sobre la proliferación de AI slop, o porquería generada por IA1, un término similar al spam, pero que se refiere específicamente al contenido producido en masa y de baja calidad generado por inteligencia artificial. Esta porquería no sólo es una molestia para los usuarios ocasionales, sino que también se está convirtiendo en una amenaza para la estructura misma de la información en línea. El auge de la basura generada por IA ha inundado contaminado diversos rincones de la web, saturando los resultados de búsqueda, diluyendo la creatividad humana y alterando la integridad del ecosistema informativo.
El problema no es sólo que esta porquería sea distraiga o sea engañosa, sino que amenaza los mismos cimientos de internet, particularmente los motores de búsqueda, la investigación académica e incluso el consumo de contenido. A medida que la porquería generada por IA se acumula, los LLM podrían colapsar, ya que la porquería que ingieren lleva a que sus salidas sean también porquería. Sin embargo, paradójicamente, algunas investigaciones sugieren que mientras el 10% del contenido sea no sintético, los LLM pueden seguir generando porquería indefinidamente. Señala Read que lo peor es que esta infección no se limita a internet. Está filtrándose en artículos académicos, poniendo aún más en duda la validez del conocimiento científico.
La supuesta superautopista de la información, que antes era un símbolo de sabiduría, ahora está plagada de baches de contenido falso y generado por IA. A medida que la IA generativa se vuelve más común, leer noticias o descargar recursos esenciales, como una guía para recolectar setas, se convierte en un riesgo. Muchos usuarios consumen sin saberlo contenido sin editar y generado por máquinas que podría ser peligrosamente engañoso. La teoría del internet muerto, una teoría-meme que circuló por internet hace un par de años, sugiere que los humanos han sido desplazados en línea por bots de IA, puede no estar muy lejos de la realidad. Sin embargo, la verdad es aún más inquietante: detrás de la inundación generada por IA hay una economía impulsada por humanos, donde spammers y emprendedores aprovechan la IA generativa para explotar las plataformas con fines lucrativos.
La economía de la porquería digital es simple. Plataformas como Facebook y TikTok, con su apetito interminable de contenido, están llenas de porquería creada por personas que usan herramientas de IA como ChatGPT o Midjourney. Los llamados sloppers utilizan estas herramientas para producir contenido a gran escala, manipulando los algoritmos para generar ingresos. Estos sloppers no sólo venden su contenido, sino que también llenan sus páginas de anuncios y ganan pagos directos por contenido que el algoritmo considera interesante. Las imágenes generadas por IA, la mayoría genuinamente inquietantes, generan ganancias porque son precisamente lo que las plataformas incentivan y premian.
Los LLM son el enésimo ejemplo de cómo los avances tecnológicos, una vez tocan al labriegado, hacen estragos del mismo modo que la viruela los hizo con los indígenas americanos. Si le añadimos que esto ocurre dentro de la lógica capitalista, vemos como aparecen emprendedores y listillos dispuestos a tomar ventaja y degradar aún más la situación con ello. Pero lo que es aún peor es que estos emprendedores no pertenecen precisamente a la élite cognitiva occidental, sino que la mayoría son compadres del Sur Global con la inteligencia justa para abrir una lata de atún (con abrefácil) y que con su mentalidad de rufián y desconocimiento del término medio aristotélico, ambos resultado de vivir en el tercer mundo, han reventado toda red social porque para lo para nosotros es una miseria, para ellos es más del doble del salario mínimo en su país. Hay que instaurar el concepto de frontera en Internet o nos arrastran con ellos.
La primera vez que escuché sobre los tipos de personalidad fue a través de Jordan Peterson, quien parece basarse en las ideas de Jung. Siempre lo había visto en bios de Twitter de libtardos, lo que me llevó a pensar que era sólo otra pamplina de la psicología pop. Sin embargo, parece que hubo quienes lo tomaron en serio en su momento. Merve Emre explora en Baffler los análisis psicológicos de Adolf Hitler, realizados por Katharine Briggs y Henry Murray en la década de 1930. Ambos son figuras prominentes en la denominada psicología de la personalidad. Katharine Briggs, co-creadora del Indicador Myers-Briggs, en un ensayo de 1937, caracterizó a Hitler como un extrovertido y un “pensador excesivo y desmesurado”, atribuyendo su influencia sobre Alemania a su habilidad para persuadir a intelectuales y burócratas a abandonar sus juicios morales.
Por su parte, Murray, director de la Clínica Psicológica de Harvard, más tarde realizó un ejercicio similar encomendado por la OSS (agencia precursora de la CIA) en plena IIGM. Murray describió a Hitler como físicamente débil y emocionalmente inestable, comparándolo con un “pájaro nervioso” con rasgos femeninos. A pesar de estas debilidades percibidas, Hitler ejercía un control psicológico de calado sobre el pueblo alemán, transformándose en una figura casi divina durante su ascenso al poder
El análisis de Murray extrajo que la personalidad pública de Hitler era una ficción colectiva, moldeada por su oratoria y la necesidad pública de un líder fuerte. Murray concluyó que la personalidad de Hitler era un factor esencial para comprender tanto su ascenso al poder como la psicología del pueblo alemán en esa época.
Tanto Briggs como Murray vieron la personalidad de Hitler como un elemento central de su éxito político, encarnando preocupaciones políticas más amplias de los totalitarismos del siglo XX. El artículo concluye que, incluso hoy en día, la política sigue entrelazada con la personalidad de los políticos, ya que los rasgos de los líderes resuenan con las emociones y pulsiones más oscuras de la población, moldeando el panorama a través del carisma personal y la psicología de masas.
Como decía aquel conservador británico, un bombero ve fuegos por todos lados, todo esto de basar el ascenso poder de Hitler basado en su personalidad suena a algo que una tía xulísima diría, sin embargo, leyendo la descripción de egócrata en el propio artículo, el perrosanxe derangement syndrome activa la amígdala.
Un lector me recomiendó en el boletín de la semana el substack de L.M Sacasas y me alegro de haberle hecho caso. En este artículo, el autor explora el concepto de desencantamiento, particularmente su papel en la modernidad, tal como fue popularizado por Max Weber. El concepto viene del alemán Entzauberung, algo así como “desmagificación” del mundo, donde la modernidad nos ha alejado de la experiencia de la realidad como un lugar lleno de magia, misterio y fuerzas no humanas. Sin embargo, algunos académicos, como Jason Josephson-Storm y Jane Bennett, argumentan que el mundo sigue encantado para quien es capaz de cambiar su perspectiva. En particular, Bennett sugiere que el encantamiento se puede cultivar a través de un enfoque deliberado y atento hacia el mundo, destacando que el asombro es tanto algo que encontramos como algo que cultivamos.
El texto profundiza en la importancia de la atención, argumentando que el desencantamiento podría ser el resultado de cómo nos relacionamos con el mundo. Simone Weil, describe la atención como una forma de “pasividad activa” que no sólo revela más del mundo, sino también más de nosotros mismos, profundizando la conciencia y el entendimiento.
Sacasas concluye criticando cómo la sociedad moderna, centrada en la inmediatez y contraria la paciencia, a menudo ve el mundo como meros objetos inertes para ser consumidos. Su propuesta radica en dirigir nuestra atención con cuidado, quizás incluso de manera lúdica, como si lanzáramos un hechizo para descubrir experiencias más profundas y reavivar la capacidad de asombro.
Y para terminar, la canción de la semana. Gracias por leer, no olvides compartir esta publicación.
Slop tiene un sentido particularmente líquido, las traducciones más cercanas al español serían mejunje o potingue, sin embargo, porque éstas no tienen un sentido repulsivo como el que tiene slop, lo he traducido como porquería.