Boletín Semanal 202412
Salvador Más en podcast sinmás hablando del fenómeno woke, la entrevista a Margarita Robles, internet no es ya lugar para millenials y el futuro de la obesidad
El boletín semanal de Granada Review sale cada martes y pretende compartir algunas de las noticias que considero más relevantes de los últimos días para leer durante la semana, con especial interés en aquéllas que marquen una tendencia a medio o largo plazo. Os dejo algunas de las noticias y artículos que más me han llamado en estos últimos.
¿Hemos pasado el cénit de lo woke?
Hace años que dejé de prestarle atención al debate sobre lo woke, algo sobre lo que hablaré en detalle en una entrada futura. Sin embargo, volví a tener interés tras enterarme que Salvador Más, un periodista freelance afincado en Alemania y especializado en el fenómeno, estaría en el canal de Twitch de podcast sinmás. Más ha conversado con intelectuales de renombre como Peter Boghossian, James Lindsey, Charles Pincourt, Susan Neiman o Pascal Bruckner. Además, pude leer las notas que Cándido “el Apoderao” Vidal había preparado para la entrevista. La entrevista tuvo lugar el pasado jueves 14 de marzo y tuvo una duración de más de dos horas. La charla arrancó con Vidal trazando un recorrido filosófico, enumerando la genealogía de lo woke que empieza en CS Peirce, que sigue con la emigración del Círculo de Viena a América, su posterior recepción en la academia americana, que viaja a Francia como resultado del atlantismo producido por la hegemonía americana tras el fin de la IIGM y finalmente culmina en el postestructuralismo, haciendo hincapié en Derrida y su idea de que "nada está fuera del contexto". Vidal sugiere que esto sería incluso más antiguo, que en definitiva es una extensión de dos problemas filosóficos que ya aparecieron en la Antigua Grecia y que generó debates de gran intensidad durante la Edad Media, esto es, las imposibilidades de conocer la verdad y de establecer universales.
Los contertulios luego discuten cómo el movimiento woke, que no da importancia ni tiene un concepto de justicia, sino que lo tiene de poder, especialmente para beneficiar al grupo propio como señala Neiman; se integra perfectamente en el capitalismo contemporáneo en su fase terciarizada, caracterizado por su adaptabilidad y la creación de nichos de mercado. Esta perspectiva es evidente en partidos políticos como Sumar, que se dirigen a demografías específicas, jóvenes urbanos de profesiones liberales, que ni siquiera aspiran a gobernar, sino que son un algo así como un servicio electoral de alta especialización, un concepto que me acabo de inventar para definir esos partidos que no aspiran a ser de masas, sino que sólo pretenden condicionar el poder, pero nunca tenerlo, para no tener que responsabilizarse de las consecuencias.
La discusión avanza hacia por qué el movimiento woke ha calado tan profundamente en España, con leyes como la "Ley Sí es Sí" o la "Ley Trans". Más cree que lo woke ha ganado terreno en España y Europa debido a la influencia cultural de Estados Unidos, que exporta su cultura a través de medios populares como series de televisión y videojuegos. Pero también señala que la respuesta también viene de allí, siendo uno de los ejemplos más claros el heróico Christopher Rufo. También menciona que el éxito del movimiento en España se debe, en parte, a la naturaleza religiosa del país, lo que facilita la adopción de religiones políticas como el anarquismo en los años 1930. Sin embargo, yo personalmente soy escéptico con esta comparación y creo que lo que realmente se observa es fanatismo más que un fervor religioso. Nada menos religioso que las turbas de los sanscoulottes o bolcheviques, pero a la vez nada más fanático.
Más y Vidal proponen que el atractivo del movimiento woke no proviene únicamente de la inactividad política de la derecha en el terreno cultural. Particularmente, Más expresa que el vacío no necesariamente debiera ser rellenado por lo woke, sino que podría ser otra cosa. No obstante, añade Más, que el éxito del movimiento se debe a la forma simplificada y mecanicista con la que presenta sus conceptos. Esto facilita su comprensión y aceptación, ya que no demanda de los seguidores grandes sacrificios personales o esfuerzos intelectuales. Una muestra anecdótica que puedo dar sobre esto se encuentra en las librerías británicas, como las de la cadena Waterstones, donde la sección de política, fusionada ahora con la de ciencia bajo el nada pretencioso nombre "Smart Thinking", está repleta de libros cuyos títulos inician con "¿Cómo ser un buen...?". Estos libros ofrecen guías prácticas y factoides que buscan formar al lector en un aliado consciente de causas raciales, trans, queer, ecológicas, entre otras, distanciándose notablemente del contenido más complejo y esotérico de autores como Gramsci, Marcuse o Althusser.
Al abordar la figura de Carl Schmitt, Más y Vidal plantean que su pensamiento podría ser un elemento crucial para entender la conexión entre Hispanoamérica y España, especialmente en lo que respecta a la gestión de la pandemia y el auge del "decisionismo". Destacan la admiración de ciertos sectores del podemismo, especialmente los que estuvieron directamente involucrados con el ALBA, hacia las ideas del jurista alemán, viéndolas como modelos a seguir para sus propios fines. Asimismo, critican la tendencia a crear "espacios seguros", argumentando que esta práctica ha contribuido a la formación de una sociedad psicológicamente aislada, donde predominan identidades pasivas que, en última instancia, socavan la autonomía y la capacidad de acción individual.
En la fase final de su diálogo, Más y Vidal evalúan si el movimiento woke ha alcanzado su cénit, como parecen apuntar algunos autores. Mi intuición personal es que hay dos maneras de entender qué es lo woke, tema sobre el que hablaré más en detalle en una entrada futura, pero por resumir, creo que lo ha finalizado es la ola de histeria moral, pero que las consecuencias más profundas ya han calado en la sociedad de manera permanente. En esta última línea, Vidal en particular sugiere que su inestabilidad y falta de objetivos claros lo hacen frágil, pero han logrado instaurarse en la sociedad a tal punto que, como un gas, ya ha ocupado todo el espacio disponible, haciendo imposible su expansión.
Entrevista a Margarita Robles en la Vanguardia
En la entrevista realizada por La Vanguardia a la ministra de Defensa Margarita Robles, ésta habla sobre la percepción de una amenaza de guerra inminente y la falta de conciencia general sobre este riesgo. Sin salirse mucho del guión ni el argumentario oficial, Robles resalta la necesidad crítica de apoyar continuamente a Ucrania y la importancia de mantener la unidad entre los países de la Unión Europea y la OTAN, enfatizando también el respaldo crucial de Estados Unidos. La ministra hace hincapié en que, a pesar de las adversidades, el espíritu combativo de Ucrania permanece elevado y que según lo que le han expresado oficiales ucranianos a la ministra: “[no] están luchando sólo por Ucrania, sino por una comunidad de valores democráticos como es la que tenemos en Europa”. Afirma que es imperativo para Ucrania ganar la guerra y advierte sobre los peligros que representa Putin, no sólo para los países vecinos sino para la comunidad internacional en su conjunto.
A pesar de seguir la línea oficial de la UE y la OTAN, hay algo en las palabras de Robles que las hace sonar algo insinceras y que levanta mis sospechas, especialmente cuando empieza a hablar del papel y la situación de España, donde se limita a soltar una serie de frases preestablecidas y a las que el entrevistador tampoco levanta ningún desafío. Para empezar, afirma que el gobierno español está profundamente comprometido con el conflicto en Ucrania, aunque menciona la falta de apoyo de la oposición, argumentando que cada vez que se ha debatido en el Congreso, esta última les ha criticado. Esto no es más que la enésima vez que esta administración usa al PP para evitar responder a preguntas que les incumben exclusivamente a ellos. No especifica cuál es la crítica ni el periodista vuelve a preguntar, pero hubiese estado bien que la ministra hablase del tocomocho con los camiones enviados a Polonia o las más que continuas declaraciones siguiendo la línea oficial de Putin por miembros del gobierno, nada más y nada menos.
Ante la pregunta sobre la posición de la opinión pública española, la ministra responde:
La sociedad española es muy consciente de que el mundo está muy amenazado y sabe perfectamente que no se puede acceder, por ejemplo, a ciertos privilegios si no se tiene paz. Y precisamente porque queremos la paz, tenemos que estar preparados para ello.
Esto es sencillamente una mentira burda y además contradice a una respuesta que ha dado en esta misma entrevista cuando dice que le “[g]ustaría hacer una llamada de atención a la sociedad española porque a veces [tiene] la percepción de que no somos conscientes del enorme peligro que hay en este momento. Y no solo en Ucrania; también en Gaza y en el Sahel, donde [es] muy pesimista con la situación”. Además, la sociedad española es una sociedad provinciana que sólo mira su ombligo, situación de la que este gobierno es responsable principal por estar generando continuamente polémicas falsas semanales para desviar la atención de sus fechorías y fallos para enfrentarse a los desafíos en el horizonte, un mundo geopolíticamente inestable entre ellos.
El cinismo de Robles alcanza las cotas más altas cuando se le pregunta las implicaciones de no aprobar nuevos presupuestos en la defensa.
Seguimos con unos presupuestos prorrogados. Se ha hecho un esfuerzo muy importante en estos años en los que el PSOE gobierna en incrementar el presupuesto en defensa, porque las fuerzas armadas durante el gobierno del Partido Popular estuvieron muy abandonadas. Nos encontramos con falta de material y municiones. El presupuesto prorrogado nos va a permitir seguir trabajando en los programas de defensa, que nos ayudan a preservar la paz y a la creación de puestos de trabajo.
Cómo unos presupuestos prorrogados pueden servir para un cambio reciente en la postura de la UE y la OTAN sobre la posibilidad de entrar activamente en el conflicto es algo que al periodista no se le ocurre cuestionar. Especialmente, cuando la propia ministra admite que hay problemas de tipo material. Y como guinda al pastel, otra iteración de la técnica Bolaños de pues el PP nojequé.
Y ésta era del PSOE güeno.
ok, millennial
Hace un par de navidades, empecé a notar que mis sobrinos usaban el adjetivo millennial como un insulto para referirse a lo que en la anglosfera llaman soyllennial, algo así como un hombre blandengue cuyos gustos e ideas están definitivamente superadas. Por paradójico que suene, para ellos, lo millennial es algo más antiguo y extemporáneo que lo boomer, que pertenece al mundo mitológico de sus abuelos y por tanto, atemporal. La primera vez que se lo oí usarlo de manera peyorativa fue al rechazar ver las campanadas de Ibai porque “ése es un millennial”. No sé si técnicamente Ibai es de esta generación, según su edad, estaría justo en el límite, pero en cualquier caso, lo que extraigo de esto es que millennial es ya un arquetipo más allá de lo generacional. Ése fue el momento en el que me di cuenta de que ya no había marcha atrás, me había convertido en un pureta, owari da.
A pesar de sufrir de síndrome de Peter Pan, hace ya tiempo que vengo notando como internet es cada vez un lugar más extraño. En esta línea va este artículo de Max Read en el New York Times del 21 de diciembre de 2023, en el que aborda la evolución del panorama de internet, especialmente desde la perspectiva de la experiencia de un millennial, describiendo cómo las plataformas y redes sociales, que fueron creadas y adoptadas en masa por los miembros de esta generación, se han convertido en un lugar hostil y prácticamente inutilizable por los últimos cambios introducidos en éstas. Como ejemplo de esto, menciona la transformación Twitter en X, la de Instagram para imitar a TikTok y la disminución general en la calidad de los espacios digitales. Pero estos cambios señalan algo más amplio, la experiencia de usuario de estas plataforma ha pasado a ser diseñada por y para la Generación Z, por lo tanto, no es que hayan perdido calidad per se, sino que simplemente ahora apelan a otro tipo de usuario. Sobre este cambio, dice Read (traducción de IA):
Según la firma de investigación de consumo GWI, el tiempo frente a pantalla de los millennials ha estado en declive constante durante años. Solo el 42 por ciento de las personas de 30 a 49 años dice estar en línea "casi constantemente", en comparación con el 49 por ciento de las personas de 18 a 29 años. Ya no somos los primeros en adoptar tecnologías: es más probable que las personas de 18 a 29 años hayan usado ChatGPT que las de 30 a 49 años, aunque quizás solo porque ya no nos asignan tareas escolares.
En resumen, los millennials han dejado de ser los early adopters. Si estás en el punto de haber aborrecido las redes sociales, ten en cuenta que es porque, como dice Read, “ya no es nuestro internet, ahora pertenece a los zoomers.”.
El artículo continúa explorando las implicaciones de estos cambios, no sólo para los millennials sino para el futuro de la cultura de internet en sí, la cual es notablemente distinta y a menudo incomprensible para éstos. Estos cambios vienen marcados por nuevas celebridades (¿Quién demonios es la Rivers? ¿Además, hay dos?), jergas (ojalá no haber descubierto qué es PEC) y formatos (adiós a los planos cenitales de desayunos elaborados meticulosamente; entra el modo goblino). Pero sobre todo, el cambio se ha dado en lo que podríamos llamar el telos de internet. En pocas palabras, el internet millennial era aspiracional, presentar la mejor imagen posible de sí mismo, mientras que el internet zoomer es un rechazo total a eso, es un abrazo cínico y extremadamente nihilista sobre los peores aspectos de uno mismo. Ambos presentan una imagen distorsionada del Yo, ambas son nocivas psicológicamente, sin embargo la versión millennial al menos te hace avanzar en los hitos vitales, no así la zoomer, que parecen haberse dado completamente por vencidos.
Pero Read resalta que, a pesar de la nostalgia de los millennials por un internet percibido como más auténtico, la manipulación, el abuso y el contenido intelectualmente cuestionable siempre han estado ahí. La alienación podría reflejar no tanto el deterioro de internet sino una pérdida de flexibilidad cognitiva y humor, necesarios para navegar en este cambiante entorno digital. En definitiva, nos hacemos viejos.
Para terminar, es importante resaltar que el autor señala que el cambio no tiene por qué ser negativo y que, de hecho, es positivo; ayudará a distanciarse de estar excesivamente con el telefonino, lo cual puede ser liberador, dado que la “continua presencia en internet rara vez conduce a la felicidad personal”. Concluye el artículo que los zoomers no deberían cantar victoria y anticipa que la Generación Z también experimentará su propia transición, dando paso a nuevos códigos y preferencias de la Generación Alfa. Sobre los estragos que plataformas como TikTok están causando en la Generación X habrá que hablar en detalle en un futuro.
El fin de la obesidad
Los días comienzan a ser más largos y algunos empiezan otro año más la operación bikini de cara al verano. Esto podría ser una cosa del pasado en los próximos años con los tratamientos revolucionarios contra la obesidad como Wegovy, que llegarán a España este año. En el ámbito internacional, habla The Economist sobre el auge global de la obesidad y así como de los fármacos para perder peso que se han convertido en las estrellas de la industria farmacéutica, con una demanda que se prevé que aumente dado el crecimiento en las tasas de obesidad a nivel mundial para 2030. Estos medicamentos, más allá de ayudar en la pérdida de peso, podrían ayudar en reducción de riesgos asociados con ataques al corazón, enfermedades renales y posiblemente el Alzheimer, despertando un inmenso entusiasmo por las acciones de sus fabricantes, notablemente Novo Nordisk y Eli Lilly.
Su éxito en el mercado no sólo ha aumentado las valoraciones de las compañías, sino que también insinúa la posibilidad de que se conviertan en entidades de billones de dólares, un estatus predominantemente ocupado por gigantes tecnológicos. Esta anticipación se establece frente al telón de fondo de un mercado que actualmente puede parecer ir directo hacia el nacimiento de un duopolio, pero que está al borde de una transformación significativa en cuanto otros actores entren en escena, especialmente cuando se superen los cuello de botella logísticos y lleguen los numerosos competidores en el mercado, con más de 70 empresas llevando a cabo ensayos clínicos para medicamentos contra la obesidad.
The Economist, en su característico optimismo de mercado, concluye que esta competencia probablemente impulsará la innovación, llevando a tratamientos más efectivos que podrían ser más simples de administrar, reduciendo así el precio y haciendo que estos medicamentos más accesibles a nivel global. Pasará probablemente lo contrario.
Pero la intervención médica no es el único camino para luchar contra la obesidad, de hecho hay quien piensa que directamente no hay nada contra lo que luchar, como evidencia el auge en los últimos años movimiento de la positividad corporal. Laurie Graham para The Spectator, señala que ya nadie en el Reino Unido está gordo, sino que vive con obesidad, lo que refleja un cambio hacia un lenguaje supuestamente más respetuoso, con el objetivo de reducir el estigma. El autodenominado movimiento Body Positive celebra sus cuerpos voluminosos. Graham nos dice (traducción de IA):
"Celebrar" es un verbo que utilizan frecuentemente. "Así soy yo", proclaman. "Amo mi cuerpo. Haz lo mismo o pírate". Ante la advertencia de que podrían convertirse en una carga para nuestro precario sistema de salud, responden con dos argumentos. 1) Que todavía se debate sobre los riesgos de salud de la obesidad, tal vez de la misma manera que se debate si la Tierra es plana. 2) Que si su peso realmente les lleva a una muerte temprana, al menos no vivirán hasta los noventa, consumiendo de manera egoísta recursos de salud escasos.
Aunque Graham reconoce el ambiente obesogénico en los países occidentales y que es importante no criminalizar a estas personas, añade que también es necesario abordar los riesgos para la salud asociados con el sobrepeso. El desafío radica en encontrar un equilibrio entre promover la aceptación propia y fomentar hábitos saludables, sin estigmatizar ni simplificar excesivamente los factores complejos que contribuyen a la obesidad.
El artículo finaliza con la anécdota personal sobre su padre que, a los 45 años, fue advertido por su médico de que estaba «cavándose la tumba con los dientes» debido a su peso de 102 kilos, resultado de compensar con la comida el haber dejado el tabaco. Aterrorizado por la advertencia, emprendió un arduo camino por adelgazar, enfrentándose a la vergüenza de comer ensaladitas delante de sus compañeros de curro en la obra. Graham concluye que su padre «[d]ecididamente, rechazó resignarse a vivir con obesidad».
Y para terminar, la canción de la semana. Gracias por leer, no olvides compartir esta publicación.